Foto Luis Carlos Frómeta Agüero El madero trozado reflejaba una figura de mujer, quiso darle forma, pero el desconocimiento de la técnica lo llevó a un primo que estudiaba Artes Plásticas ,le explicó cómo lograr los volúmenes y surgió el primer rostro en su carrera autodidacta.
IMPACTO MAYOR
“Los Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) realizaban, en La Habana, su IV Congreso, cuando la delegación granmense entregó a Fidel Castro la réplica de la ventana de Luz Vázquez tallada por mí.
“El Comandante en Jefe se interesó por la pieza, desde mi hogar, en Bayamo, apenas podía contener la emoción.
“En ese tiempo tallaba cuanto tronco llegaba a mis manos, sobre todo los aportados por un tío camionero, y como Cultura me invitaba a sus actividades sabatinas, en la Plaza de la Revolución, los llevaba y fui ganando seguidores.
“Tras cumplir el Servicio Militar quise matricular en la Academia de Artes Plástica, pero estaba pasado de edad y la escolaridad no me acompañaba.
“Decidí entonces por la superación autodidacta, compartí criterios con varios profesores, entre ellos, con el escultor Ramón Blanco, quien me regaló una trincha para trabajar el empirismo escultórico que aún llevo dentro”.
RECUERDOS
“En ese tiempo la casa de cultura 20 de Octubre expuso, en una de sus salas, la maqueta de lo que posteriormente sería La Plaza de la Patria, me llamó la atención aquel proyecto, sin imaginar que sería uno de los ayudantes de José Ramón De Lázaro Bencomo, líder de la referida idea.
“Junto a él permanecí alrededor de cinco meses modelando en barro las piezas del boceto llevadas a escala, también lo acompañé en la realización del José Martí enclavado en la rotonda del Nuevo Bayamo.
“Fue la única vez que estuve tanto tiempo al lado de un profesor, antes de marcharse para la capital cubana, me dejó algunos materiales para continuar el aprendizaje y un papel que entregaría al director de Cultura solicitando para mí, apoyo laboral.
“Me propusieron varios trabajos, finalmente cubrí la plaza de misceláneas en la Casa de Cultura y luego, como estímulo a mis resultados artísticos, me asignaron un local en la Calle Martí, devenido taller donde laboro”.
HUELLAS
“Tengo una obra titulada Rebeldía emplazada en el Salón de protocolo de la actual fábrica de tabaco mecanizado Rubén Nogueras Castillo, otra en la Escuela Técnica General Milanés y una colección de piezas en el Museo arqueológico, todas en Bayamo.
“También en Expo Cuba, en el complejo hotelero de Marea del Portillo y aspiro a continuar hasta que las fuerzas me acompañen, luego proseguirá mi hijo que entreno en el mismo camino que de pequeño inicié”.
ESENCIAS
A golpes de gubia y martillo, Guillén, como se conoce a este personaje quijotesco, desarrolla un tipo de arte que no por primitivo es ingenuo, lleva dentro la belleza de su espiritualidad y la fuerza de sus desatinos.
Guillén, así a secas es para nosotros sus hermanos de fe. Gran persona, HUMILDE, buen conversador. Le conozco desde hace muuuuuchos años y a su familia y m siento orgulloso d sus éxitos, como si fuesen mios.