Ahora voy a contarles una historia que se repite para algunos “desde tiempos inmemoriales”; hay quienes colocan a las colas como parte de nuestra idiosincrasia, lo que sí no tiene cabida en este concepto son la desvergüenza y la falta de control existentes en las tiendas en Moneda libremente convertible (MLC).
Llegas temprano y emocionada, recuerdas el refrán “a quien madruga Dios lo ayuda”; pero como la mayor parte de las sentencias no puede aplicarse siempre, pides el último y te dicen que es por gusto, hace dos días que está armada la cola porque van a sacar detergente.
Entonces te quedas un poco confundida, surgen interrogantes: ¿Si el producto no está ni siquiera en exposición cómo saben que van a ofertarlo, o peor, cómo lo sabían hacía dos días?
Decides quedarte, a lo mejor es tu día de suerte, al final no hay tantas personas; o eso es lo que piensas. De repente, cuando el horario de apertura se acerca empieza a llegar gente y más gente y tu sonrisa se nubla cuando descubres que van todos delante de ti, porque, ¡sorpresa! más de uno marcó para 20.
El choque con la realidad es brusco; sin embargo, te conformas, los coleros parecen la nueva tribu urbana de moda. Es increíble, se conocen entre ellos y tú estás como fuera de ambiente, porque cuentan las peripecias de su rutina colística diaria y la rotación que tienen establecida entre tiendas.
Van a abrir y las personas comienzan a acomodarse, tratas de contar pero pierdes el hilo, de un momento a otro se acerca una muchacha bien vestida en una motorina y pregunta:
– ¿Qué sacaron?
– Detergente.
– ¿Cómo?, no me digas eso, con la falta que me hace; pero que va, yo no puedo quedarme.
De manera fortuita aparece alguien entre el bulto: “Yo te vendo un turno, son 200 pesos”. Ella lo compra, así como si nada y a los 20 minutos pasa; entonces te dices: ¡cómo no me sobraran 200 pesos!.
Las horas pasan y comienza la inquietud, ahora cierran más temprano, ¿me dará tiempo?; la cola avanza a la velocidad de una tortuga y es verdad, el servicio a veces es lento, pero la gente se pasa, ¿ese hombre lleva 15 minutos mirando la misma lata?
Comienzas a desesperarte, la fila de impedidos no para de crecer, señor mío, si muchos están más saludables que uno, es insultante que alguien pueda fingir algo así.
Sigue llegando personal, ya dijeron que no dieran más el último, pero ellos se quedan, la responsabilidad brilla por su ausencia, unos arriba de los otros…
Como quien no quiere las cosas un hombre se acerca a la puerta y una dependienta, sonrisa de oreja a oreja, sale con un bolsito de nailon y se lo da. La población enseguida se queja, no es nada de la tienda, expresa. ¡Qué falta de respeto, esas jabitas son transparentes!
Súmele a esto los que han pasado como dueños de casa, sin mirar para los lados. Surgen más interrogantes, ¿dónde están los cuidadores de cola, no se dan cuenta de lo que pasa o no quieren verlo?
Algo atormentada todavía, regresas a casa, te lavas las manos, refrescas, abres Revolico en el teléfono y ves todo lo que querías y más con los precios triplicados.
Toda la razón, SIN PALABRAS.
b.dias angelica, a esto no hay quien le ponga coto, recuerdo en un programa de la revista especial el gobernador dijo que estaban estudiando la posibilidad de que estas tiendas abrierar los fines de semana para volcar a cuadros y funcionarios, CDR, FMC y todos los que se pudiera para orgaizar las colas y no se ha hecho, no han hablado más de eso, esas tiendas ya tienen nombres y apellidos , estoy plenamente de acuerdo con tu comentario, eso sin contar que te quieres comprar un equipo electrodomestico, incluyendo ollas que te hacen faltas y no puedes porque hacen la cola permanente y van rotando el turno hasta que llega el equipo o el producto. en cuanto a los impedidos físicos es bueno hacerles tambien un articulo, hacer un llamado a los dirigentes de la ACLIFIM para que revise este tema, yo se que lo estuvieron haciendo y dio muy buenos resultados pero ya no se ve ningun accionar respecto al tema, hay personas que se prestan el carnet y los cuidadores de cola ni lo revisan y los conocen, pienso que la critica y los llamados de atención de la prensa ayudaran muchisimo. Muchas Gracias
Joven colega, puede añadirse a la relación por ti hecha, lo “incompetentes” que son algunos de los facturadores que tributan a esas tiendas, pues puede suceder que a una de ellas llegue, pasadas las 10.00 de la mañana de un día cualquiera, un carro con embutidos, lomos y perniles de cerdo y después de recibidos solo vendan los embutidos, pues la factura de los lomos de cerdo y perniles, tienen “problemas”, les informan a quienes desean comprarlos con cara de yo no fui. Lo peor del caso es que quieren que se lo crean.
Realmente en esas tiendas el que necesita un producto no lo puede nunca adquirir, pues siempre son los mismo en las colas y nadie hace nada, esta situación no es de ahora es de hace buen tiempo. En ocasiones las personas están hasta en la calle aglomeradas entorpeciendo el paso vehicular.
Siempre son las mismas personas y lo que menos hacen es comprar para suplir sus necesidades, sino comprar en cantidades astronómicas para revender y lucrar con el sacrificio de los demás.