Cómo viajar al cosmos sin nave espacial

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Por Orlando Fombellida Claro | 20 mayo, 2017 |
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Alberto Debs Cardellá FOTO/Rafael Martínez Arias

Impartir clases y bucear en viejos, empolvados y en ocasiones crujientes papeles con informaciones sobre asuntos de interés para él y potenciales lectores, son las dos mayores pasiones de Alberto Debs Cardellá, tan popular en Niquero, donde reside, como el órgano que en el centro de esa ciudad ameniza la vida de moradores y visitantes.

Si le dicen que tiene voz de locutor, él precisa: “De profesor”, porque imparte clases de Historia en el Instituto preuniversitario urbano (IPU) Roberto Ramírez Delgado.

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Hace algún tiempo, la Dirección de Educación en Granma orientó a su personal realizar investigaciones sobre la historia de la educación en sus respectivas localidades.

Debs Cardellá ya la había hecho y lo demostró con la presentación de una ponencia en el Congreso provincial Pedagogía 2017, en noviembre de 2016.

Sentados a una de las mesas metálicas, colocadas en el patio interior del museo de la ribereña urbe, conversamos sobre varios temas, pues es un interlocutor de amplio espectro, entre estos, su trabajo titulado Síntesis histórica de la educación en Niquero antes del triunfo de la Revolución.

Con placer, sin mirar ningún material impreso, teléfono celular, laptop o tableta, dice que según el Censo de Población y Viviendas efectuado en Cuba en 1953, el Niquero de entonces -abarcaba a las actuales localidades de Media Luna y Pilón, su extensión era de dos mil 96 kilómetros cuadrados y tenía unos 66 mil  habitantes-,  registraba el mayor índice de analfabetismo en el país.

En el área que hoy comprende ese territorio  “existían solo 16 escuelas y 36 maestros, incluida una Primaria Superior en la que se estudiaba hasta el octavo grado.

“Pero, para la inmensa mayoría de las personas en edad escolar, llegar al sexto grado era una hazaña, y al octavo, como viajar al cosmos sin equipo espacial”, expone el investigador.

Entrar, añade, a un instituto preuniversitario o a una universidad, era poco menos que imposible. “Muy pocos aquí pudieron hacerlo, por lo costoso. Había familias con cuatro o cinco hijos y todos trabajaban para que uno estudiara. Algunas tuvieron, incluso, que vender hasta los bueyes.

“Porque además de los estudios, tenían que pagar los libros, libretas, lápices y otros materiales, la casa de huéspedes y los alimentos”.

Los jóvenes de aquella  época -prosigue Debs Cardellá-deambulaban en busca de trabajo y el que más aparecía era el de picar piedras para rellenar las calles, que estaban sin asfaltar.

Con satisfacción el profesor-investigador expone que hoy, en su municipio, hay 57 centros educacionales: un  círculo infantil, 45 escuelas primarias y una de Educación Especial, cuatro secundarias básicas, dos institutos preuniversitarios, un politécnico, dos centros de Educación de Adultos y uno universitario.

Subraya que el objetivo de la ponencia presentada en Pedagogía 2017, en Granma, es contribuir a fomentar el conocimiento de la historia local en los estudiantes de preuniversitario, tomando de referente a la educación, la cual, es considerada como uno de los ámbitos en el que se refleja, de forma más visible, los cambios cualitativos y cuantitativos experimentados en Cuba, después del triunfo de la Revolución.

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  1. Excelente artículo, un honor de que El Moro, fuera mi profesor de Historia de Cuba…es sin lugar a dudas un excelente profesor y educador..en hora buena y mis felicitaciones para que siga cosechando éxitos en mi terruño querido…..

  2. Mi entrañable maestro y amigo, siempre motivandonos con tu sabiduría al conocimiento de nuestra historia. Un abrazo desde Arabia Saudita