La confianza tiene sus víctimas

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Por Yelandi Milanés Guardia | 31 julio, 2018 |
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Las ecuaciones adoptaron una complejidad inusitada para su adolescente inteligencia, de pronto los libros ya no eran atractivos como antes, las notas comenzaron a bajar, y se sumió en la depresión y la ansiedad hasta el punto de atentar contra su vida.

Hasta ahí nadie advirtió las señales mas que como una “etapa” de paso a la adultez. Nadie notó los regalos que alguien compraba ni los excesos de confianza, ni las manos con caricias malintencionadas, ni las crecientes amenazas, tampoco las acciones que robaron violentamente la inocencia.

Esta historia pudiera ser una película; pero aunque el personaje no lleve nombre, en la realidad hay muchos menores, fundamentalmente las adolescentes, quienes son víctimas de abuso sexual y otros males, como el maltrato físico y psicológico.

En diálogo con Yaumara Milán Estrada, Especialista de Primer Grado en Psiquiatría Infantil, La Demajagua Digital conoció que lo primordial para combatir este fenómeno -extendido en la actualidad- es tener percepción del riesgo, no ser confiados ni desatender a los hijos.

También es importante tener paciencia y no maltratarlos, sobre todo si son niños intranquilos, o presentan una discapacidad mental y física.

“La parentela debe permanecer más cerca de su prole y saber dónde están, adónde van y con quiénes andan.

Para ayudar se pueden hacer escuelas de padres y charlas educativas con los menores para que sepan las causas y condiciones propiciadoras de los hechos de abuso sexual.

“Cuando llegan a las consultas se les brinda tratamiento médico y psicológico si el daño es físico, se trabaja con el grupo de Salud Mental. Para borrar esa experiencia traumática aplicamos varias técnicas psicoterapéuticas”.

EL BARRIO

Los casos antes mencionados tienen lugar, por lo general, en el barrio, por eso resulta esencial  el papel de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) y la Federación de Mujeres Cubanas (FMC).

Sobre el trabajo de los CDR, la mayor organización de masas de Cuba, refiere Nidia Revé Díaz, funcionaria ideológica de la Coordinación provincial: “Este es un tema candente y de gran preocupación, por eso creemos que los barrio-debates y las charlas pueden sensibilizar a las personas.

“Una de nuestras labores consiste en identificar a los hogares proclives a tener un menor victimizado, y tratar de prevenir cualquier hecho. Cuando ocurre, procuramos atraer al menor e insertarlo en las actividades para que no se aísle y tampoco trate de atentar contra su vida”.

Con respecto al tema María Elena Hechavarría Carralero, miembro del Secretariado provincial de la FMC, expresó: “Uno de los propósitos es el fortalecimiento de los valores y la prevención de acciones que atentan contra el buen desempeño de la familia.

“Para efectuar la  profilaxis nos apoyamos en las dirigentes de base, trabajadoras sociales y brigadistas sanitarias,  además de los especialistas de los grupos de colaboradores de las casas de orientación a la mujer y la familia (COMF).

“Últimamente estamos realizando escuelas de educación familiar, en las cuales abordamos contenidos para que los adultos sean capaces de percatarse cuando los estudiantes son víctimas de su actuar inadecuado o del proceder vergonzoso de otra persona.

“Hemos capacitado a las dirigentes de base, trabajadoras sociales y brigadistas sanitarias para detectar casos de menores en riesgo, lo que a  veces no solo es resultado de la desatención del hogar, sino del medio donde se desarrollan.

“Nos hemos reunido con madres de niños y adolescentes para brindarles conocimientos y elementos que les permitan detectar cuándo su hijo está siendo violentado o afectado psicológicamente. En tal sentido les enseñamos cómo actuar, adónde acudir y cómo denunciar el caso.

“Otra cuestión significativa está en no ver como normal lo anormal. Ante cualquier hecho, los tutores legales no pueden evadir la responsabilidad y la consiguiente acusación.

“Cuando tenemos un caso le damos seguimiento mediante los especialistas de las COMF, quienes asesoran a los familiares de cómo debe ser la conducta, el comportamiento y la atención al menor.

“La prevención resulta lo primero y nuestro mayor accionar está en lograr que las dirigentes de base denuncien los casos, se involucren en su solución y marchen al lado de la familia”.

LA SEGUNDA CASA

La escuela constituye, sin dudas, la segunda casa, porque pasan los estudiantes gran parte del tiempo,  según  declaraciones de Caridad León Castillo, subdirectora provincial de Educación.

“Aunque los centros escolares no son lugares donde ocurren con frecuencia los hechos mencionados, hoy contamos en formato digital con la Resolución ministerial 111 del 2017, la que norma los procedimientos de la labor preventivo-educativa para todos los niveles de enseñanza y es un documento con conceptos básicos de diagnóstico.

“Tenemos situaciones riesgosas, porque reorientamos escuelas y hay educandos viajando solos, en horarios complejos, y en la montaña recorren caminos desolados para llegar al centro escolar.

“Sin embargo, estos no son los más vulnerables, sino los de los municipios urbanos, donde la familia está más desprendida.

“Un papel significativo desempeñan las escuelas de educación familiar, en la que invitamos a parientes destacados en los levantamientos de riesgos, con los cuales pretendemos atenuar los peligros”.

León Castillo manifiesta que es muy difícil darle atención a un niño victimizado, el trabajo no solo depende del psicopedagogo, sino del claustro de profesores y de los especialistas del departamento de Salud Mental.

“Hay quienes quedan muy afectados y desean suicidarse, por eso estamos junto a ellos brindándoles apoyo.

“Debemos seguir transformando el ámbito hogareño, donde también ocurre maltrato físico, psicológico y desatención. Asimismo, hacemos trabajo metodológico y preparamos a los docentes para afrontar estos problemas.

“Las actas de advertencia realizadas por la Fiscalía General de la República (FGR) y los oficiales de Menores nos están dando resultado, a quienes pasamos los casos más críticos y en los cuales nuestras acciones no han sido tan efectivas como quisiéramos o los padres se muestran indolentes.

AMPARADOS POR LA LEY

La FGR tiene entre sus funciones velar por el cumplimiento de las leyes y demás disposiciones legales, por ello ofrece protección a los pequeños maltratados, desatendidos o dañados física, moral o psicológicamente.

Para profundizar sobre el asunto Ada de la Caridad Marín Melo, Fiscal Jefa del Departamento de Protección a la Familia y Asuntos Jurisdiccionales, explica.

“En la Constitución existen pronunciamientos sobre la protección de los niños. Particularmente el Código de la Familia, en sus artículos 82 y 85, establece las relaciones paterno-filiales, y fija los derechos y obligaciones asociadas al cumplimiento de la patria potestad.

“Corresponde a los padres o representantes legales el cuidado y preservación, son los máximos responsables de evitar la consumación de un delito contra su prole.

“En el caso de los menores existe en el Código Penal o Ley 62, un capítulo denominado Delitos contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales y contra la familia, la infancia y la juventud, el cual está dirigido a protegerlos”.

Entre las sanciones por los referidos hechos se encuentran las que oscilan desde los siete a los 15 años de privación de libertad, y en los casos más graves pueden imponerse sanciones de 20-30 o muerte.

Asimismo se reflejan los Actos Contrarios al normal desarrollo del menor, contravención cometida por los padres, tutores o cualquier persona responsable de la custodia. Está dirigido a sancionar cuando no se protege como se debe al infante o cuando se cometen actos que los afecten.

La FGR para lograr la protección integral diseñó una estrategia preventiva. El fiscal protector de menores dirige su trabajo a determinar las causas y condiciones, para ayudar a su erradicación y evalúa la posible responsabilidad de los progenitores.

Además se trabaja para determinar cualquier afectación, y en conjunto con otros organismos busca la desaparición o disminución de la misma, ofrece seguimiento a la calidad y celeridad del proceso penal y mantiene orientados a los padres de los resultados.

EPÍLOGO

Ningún menor está exento de ser víctima de un delito, por eso cada padre debe mantener estricta vigilancia sobre su descendiente, porque solo así puede disminuirse la posibilidad de consumación de esta transgresión legal.

La vida demuestra con demasiados ejemplos, que delegar tareas de los progenitores en otras personas, puede traer graves consecuencias, porque como bien reza un refrán: “En la confianza está el peligro”.

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