Puertas que siguen abiertas

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Por Orlando Fombellida Claro | 18 julio, 2016 |
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Escuela primaria de Piñonal, en la parte de la Sierra  Maestra perteneciente al municipio de Buey Arriba, en la provincia de GranmaFOTO/Rafael Martínez Arias
Escuela primaria de Piñonal, en la parte de la Sierra Maestra perteneciente al municipio de Buey Arriba, en la provincia de Granma / FOTO Rafael Martínez Arias

Al atender una llamada telefónica recibida en vísperas del primero de mayo de este año, quien la hizo dijo: -Buenos días. Le habla Félix, maestro de Buey Arriba, no sé si se acuerda de mí.

Y aunque  mi “disco duro” es de poca capacidad para “guardar”  nombres, fisonomías  y fechas de cumpleaños, reconocí su voz y respondí: -Sí, se quién eres, y tras las concebidas preguntas  y respuesta de ambos: -¿cómo estás? –bien,  expuso que el  motivo de su llamada era el deseo de publicar en este semanario un trabajo escrito por él, titulado El trabajador José Martí, cuya publicación no se ha concretado.

A Félix Vega Alba lo conocí en uno de los encuentros de maestros de montaña que se realizaron en esta provincia, en el cual presentó una ponencia que resultó premiada, por lo que fui a hacerle un reportaje en su escuela, en Maguaro, en la Sierra Maestra, en el municipio de Buey Arriba.

La experiencia consistía en que Félix, mediante láminas recortadas de publicaciones impresas, o dibujadas por él, mostraba a sus alumnos, por ejemplo, semáforos, para que cuando fueran a ciudades donde los hay, supieran qué hacer.

Y si lo expuesto era una playa, lograba trasportar a los pupilos a sus tibias aguas y sentir bajo los pies fina arena, por que las suyas, más que clases, eran escenificaciones y él actor principal.

Félix Vega fue uno de los integrantes del destacamento de maestros primarios Sierra Maestra, creado el 18 de julio de 1981, con la misión de elevar la calidad de la Educación Primaria en las escuelas de la parte de la Sierra Maestra perteneciente a esta provincia, y encontrar soluciones a los problemas incidentes, entonces, en el desarrollo del proceso docente-educativo.

Aquella denominada Vanguardia de la Educación, la integraron residentes en la zona montañosa y jóvenes que se graduaban de maestros, muchos de ellos procedentes de localidades urbanas.

“Los del llano”, pernoctaban en cuartos habilitados en sus escuelas o en casas de lugareños, quienes los acogieron como hijos y estos les correspondieron.

Aunque, como dije,  los GB de mi “memoria” son pocos, recuerdo a Xiomara Pollán Vázquez,  de Bartolomé Masó, que hizo un árbol del saber, en cuyas ramas colocaba noticas con el significado de palabras; a Norbelio Carrazana,  a quien solo la secuela de un accidental machetazo en una mano, consiguió alejarlo del magisterio y del intramontano paraje de Gibraltar, en Guisa.

Me viene a la mente, también, Ena López Gamboa, que atendió de manera directa el destacamento en Educación provincial y en fecha reciente nos dio un silencioso y definitivo adiós.

Los integrantes del Sierra Maestra fueron continuadores de los maestros voluntarios que en 1960,  marcharon a dar clases en las montañas y otras zonas intrincadas del país y cuyo himno proclamaba: “las aulas de los montes nunca más se cerrarán”.

A 35 años de creada aquella vanguardia educacional, en virtud de una sugerencia hecha a Fidel durante una de sus visitas a esta provincia, quienes la integraron se hicieron, en su gran mayoría, licenciados en Educación, no pocos son másteres y algunos, como Félix Vega, doctores en Ciencias Pedagógicas y, lo más importante, las aulas de las escuelas serranas granmenses, continúan abiertas.

 

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