
Si hay una característica que identifica a Bayamo, vísperas del alzamiento del 10 de Octubre, es que estábamos en presencia de una sociedad en transición, declaró Ludin Bernardo Fonseca García, historiador de la ciudad, para La Demajagua digital.
“Muchas veces se ha dicho que se encontraba estancada y que no había ninguna posibilidad de desarrollo para una oligarquía arruinada.
“Realmente todos esos aspectos han partido de presupuestos teóricos que desconocen informaciones básicas para su estudio como por ejemplo los protocolos notariales que nos vienen a demostrar que la sociedad bayamesa vivía en un período de tránsito. ¿Hacia dónde iba? No lo sabemos porque era imposible determinarlo.
“Ya no era aquella sociedad tradicional, arcaica y patriarcal pero tampoco podemos definirla capitalista, como les ocurrió a otras en la historia de la humanidad que la evolución fue interrumpida porque los hombres decidieron hacer una revolución tal es el caso de Rusia, sociedad en tránsito en 1917 con lo que nace una cualidad nueva.
“Por otra parte había que valorar hasta que punto la sociedad bayamesa podía beneficiarse de todo el contexto nacional de aquel sistema. Se desarrollaron proyectos económicos muy importantes, se construyeron, en este período, los primeros dos ingenios movidos por máquinas de vapor: Las Mangas y Jucaibama; surge el teatro, la imprenta; se publica las primeras ediciones de periódicos y libros.
“Estamos hablando que ya no era la sociedad anterior a 1850; y fundamentalmente después de 1855 en que la oligarquía bayamesa pospone los proyectos independentistas, de Carlos Manuel de Céspedes y Francisco Vicente Aguilera, de tomar a Bayamo y Manzanillo cuando se concentran en alcanzar un crecimiento dentro de los limites de una sociedad netamente colonial.
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“Después retomarían ese pensamiento independentista que inicia con la conspiración y finalmente con el comienzo de la guerra por la independencia de Cuba”.
Ludín Bernardo consideró que lo más importante ha señalar es la ruptura que se da en la época en la oligarquía familiar que hasta ese momento era pro española y se produce un cambio.”
“Ya Vicente Aguilera no era el patriarca que fue el padre, quien en su testamento, antes de morir, le había encargado que con la renta del ingenio Jucaibama adquiriera el titulo de Castilla, lo que no hizo; y nunca logró un título nobiliario en su vida.
“Junto a Céspedes, se consagraron a la independencia, cuyo padre lo deshereda por su pensamiento y así ocurre sucesivamente como principal exponente de esa ruptura de los años 1850 y 1860, período en que circunstancialmente se dedicaron a buscar un desarrollo económico.
“Hay diferentes factores que contribuyeron a que el momento cumbre sea precisamente este, de 1868; se ha dicho que existía un proceso en articulación de un movimiento independentista entre Puerto Rico y Cuba, lo que está por estudiar y demostrar.
“Pero Céspedes subraya en el Manifiesto de La Demajagua: “Si España nos parece fuerte es porque llevamos cuatro siglos de rodillas. ¡Levantémonos!”.
“Ahí hay una expresión de la maduración del pensamiento político cubano”, puntualizó el historiador.